
Imagen – Wikimedia/Franz Xaver
El avellano chileno es un árbol frutal muy interesante para tener en jardines y huertos que gozan de un clima templado e incluso con inviernos fríos; de hecho, puede vivir y desarrollarse sin tener ningún tipo de problema en zonas donde la temperatura baja hasta los -12ºC una vez establecido, lo cual es muy interesante, ¿no crees? 🙂
Si hablamos de su mantenimiento, no requiere de cuidados complicados ni tampoco continuos mientras las condiciones en las que vive sean las adecuadas.
Características del avellano chileno
Nuestro protagonista, cuyo nombre científico es Gevuina avellana, es un árbol frutal perennifolio (es decir, que se mantiene durante todo el año verde), cuya altura puede ser de entre 3 y 20 metros. Sus hojas son de un color verde brillante, y sus flores aparecen agrupadas en racimos largos y axilares de color blanco cremoso. El fruto, la avellana, es una nuez negra comestible.
Su cultivo y mantenimiento es sencillo, tal y como te voy a contar a continuación. Tanto es así que se planta a menudo en los jardines de muchas partes del mundo, como los de Irlanda o los de California.
Cuidados del avellano chileno

Imagen – Wikimedia/Ercé
Si quieres tener un avellano chileno, debes tener en cuenta lo siguiente:
Ubicación
Es un árbol que, debido a las dimensiones que llega a tener una vez adulto, y a sus necesidades, tiene que colocarse en el exterior, en semisombra, protegido por árboles o setos altos especialmente joven que es cuando es más sensible al frío, soportando solo hasta los -4ºC. Pero, una vez que crezca, puede soportar bastante más.
Riego
El avellano chileno no resiste la sequía, pero tampoco le gusta demasiado el encharcamiento. Es una planta que requiere un riego regular durante todo el año, siendo frecuente durante el verano y algo más escaso el resto de estaciones.
Riega al atardecer o a primera hora de la mañana, para que por un lado el árbol pueda tener más tiempo para hidratarse, y segundo para que tú puedas ahorrar algo de agua.
Usa siempre que puedas agua de lluvia, o sin cal. En el caso de que solo dispongas de la del grifo y esta sea muy dura, con una alta concentración de cal, rellena un recipiente con ella y déjalo reposar una noche. Al día siguiente podrás usar la de la mitad superior de dicho recipiente, procurando no mover demasiado el agua.
Tierra
- Jardín: ha de ser fresca, rica en materia orgánica y con buen drenaje.
- Maceta: no es una planta que se pueda cultivar en maceta durante toda su vida, pero sí durante su juventud. En el caso de que lo vayas a tener en una, rellénala con una mezcla de mantillo y un 20% de perlita o similar.
Trasplante
Tanto si lo quieres pasar al suelo como a una maceta mayor, debes hacerlo en primavera, cuando el riesgo de heladas haya pasado. Sabrás que es el momento de trasplantarlo cuando veas que se le salen las raíces por los agujeros de drenaje de la maceta, o cuando ya la haya ocupado toda hasta el punto de que su crecimiento parece haberse detenido.
Hazlo con cuidado de no manipular demasiado sus raíces, pues si sufre daños le costará más superarlo. Por este motivo, lo ideal es regarlo a consciencia un día antes, de manera que los granitos de tierra que forman el sustrato queden más ‘juntos’ los unos de los otros, consiguiendo así que una vez que se quiera sacar la planta de la maceta, el cepellón o pan de tierra no se desmorone.
Abonado
Con el fin de que crezca con salud y fuerza, es muy interesante abonarlo en primavera y verano con abonos orgánicos como humus de lombriz o estiércol de caballo.
Si está en maceta, puedes usar abonos líquidos como el guano siguiendo las indicaciones especificadas en el envase del producto.
Poda
No es necesario podar al avellano chileno, pero sí que es aconsejable quitarle las ramas secas, las débiles y las que estén rotas a finales de invierno con herramientas de podar desinfectadas con algún producto desinfectante o similar, como alcohol de farmacia, o lavavajillas.
Multiplicación
El avellano chileno se multiplica por semillas en primavera, las cuales se pueden sembrar en semilleros con turba y perlita a partes iguales. Coloca el semillero en el exterior, en semisombra, y mantén el sustrato húmedo (no encharcado).
Si todo va bien, germinarán a lo largo de dicha estación.
Rusticidad
Resiste heladas de hasta los -12ºC una vez adulto y establecido, y temperaturas altas de hasta los 40ºC.
¿Qué usos tiene?

Imagen – Flickr/Dick Culbert
Es una planta muy bonita, con múltiples usos:
Ornamental
Se puede tener como ejemplar aislado, en alineaciones o en grupos. Es una especie magnífica, que proporciona una buena sombra y que, además, no necesita de muchos cuidados.
Culinario
Sus frutos son comestibles, pudiéndose comer como postre, o como tentempié, ya sea crudos, cocidos o hervidos. Son una buena fuente de vitamina E y beta-caroteno, por lo que tu salud también se verá beneficiada.
Por otra parte, la miel producida con el néctar de sus flores tiene un agradable sabor, consumida por ejemplo en tostadas.
Medicinal
Las nueces ayudan a combatir el colesterol, y el aceite de las mismas se usa para cuidar de la piel por sus propiedades antioxidantes.
Madera
Se usa en ebanistería, artesanía y como revestimiento de paredes interiores.
¿Habías oído hablar del avellano chileno?